Así han quedado vuestras postales navideñas.
Ensayando los villancicos.
Un bonito detalle que, como siempre, nos hace la seño Mónica. ¡ Gracias, seño !
Pero lo mejor de esta Navidad en nuestro cole es, sin duda, tener de nuevo con nosotr@s a Gonzalo.
11 de diciembre de 2013
Gonzalo, el niño que imitó al ave Fénix.
En julio de 2012, dejaba esta entrada que hablaba de Gonzalo, un niño real de carne y hueso:
Hoy, casi año y medio después, os hablo otra vez de este crío.
Un mal día, a Gonzalo, la vida le cortó sus alas de niño. A sus 8 años
se quedó en su cama, recogido sobre sí mismo, incapaz de andar, de
comer, de tragar su propia saliva y de quejarse si algo le dolía, si
tenía hambre... el colegio, sus compañeros de clase, su equipo de
fútbol, su empeño en hacer una y otra vez hasta que le saliesen bien los
trabajos que le ponía su señorita... todo se paró de repente, se quedó
atrás y se convirtió en simples recuerdos.
Durante meses su madre pasó las noches junto a él, en vela, pendiente de
cualquier sonido, de cualquier movimiento. Un programa de televisión
contó el caso y la gente se volcó con su familia. -Es inútil todo esto -
decían algunos - este niño ha tenido mala suerte y...
Un día fue un movimiento de su mano derecha, otro lo que, ansiosos, se
nos hacía algo parecido a una sílaba pronunciada... y Gonzalo, poco a
poco, imitó al ave Fénix y resurgió de sus cenizas. Este curso ha
vuelto a su colegio, con compañeros nuevos, con los amigos de siempre.
Juega con ellos, habla, se toma su desayuno sin necesidad de máquinas,
aprende y sigue el ritmo que su nueva señorita le marca. Quienes creen
en Dios dicen que es un milagro, quienes no lo hacemos creemos que ha
sido él mismo, Gonzalo, el niño que jugó a ser el ave Fénix, quien ha
sacado a Gonzalo del infierno en el que una mala enfermedad le quemó sus
alas.
Cuando sale a la calle a jugar con sus amigos su madre lo mira desde la
ventana, casi incrédula, un poco asustada, un poco llena de una emoción
que no le cabe en el corazón y se le escapa por sus ojos en forma de
lágrimas. Y en el colegio, su señorita Paula, la maestra que siempre
estuvo a su lado, su madre de lunes a viernes de 9 a 2, se siente la
mujer más feliz del mundo cuando Gonzalo viene a ella y la abraza, y le
dice que la quiere, cuando ve a su niño emprender el vuelo nuevamente,
como el ave Fénix, ganándole paso a paso la batalla a una mala
enfermedad.
Gracias Paco, por estas hermosas palabras para nuestro angelito Gonzalo.
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